viernes, 20 de noviembre de 2015

Fatum





El destino (también llamado fátum, hado o sino) es el poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana y la de cualquier ser a un fin no escogido, de forma necesaria y fatal, en forma opuesta a la del libre albedrío o libertad.

Lo leyó cuando ya tenia muchos años y mas experiencias. No lo creyó.
¿Destino? ¿Poder ineludible? De ninguna manera. Siempre hizo lo que deseó. Cuando avanzaba hacia un objetivo, lo lograba sin dudas. Tuvo todo: el dinero que quiso, las mujeres que quiso, el poder.
No había nada sobrenatural que se lo impidiera. 
Si bien una vez, en una fiesta, había conocido a una mujer que lo había rechazado. Pero lo rechazó luego de que él obtuvo lo que había deseado, o creía que lo había tenido. Era su único rechazo. 
No parecía importante, sus amigos lo admiraban, disfrutaba de la vida como nadie. Sexo, dinero y diversión eran su sello. 
Pero le importaba. Lo dejaba pensando. ¿Por que ella no? Era más deseable por la negativa.
Y además, había desaparecido, nunca la volvió a encontrar. Tenía pocos o ningún dato casi, solamente un nombre. Y su recuerdo.
Uso su poder y su dinero para encontrarla, sin respuestas.
Volvió una y muchas veces adonde la había conocido, sin resultados.
Se sorprendió a si mismo buscando cualquier tipo de ayuda a fin de lograr encontrarla. Así fue que llegó al anuncio de la mujer que tiraba cartas de Tarot para conocer el futuro. O el pasado. O el presente.
Llamó por teléfono él mismo, en lugar de hacerlo su secretaria, Le contestó una voz joven que le dijo que era ella misma, y le dió los datos. Ese mismo día él fue a la dirección indicada.
Una casona de no mas de 50 años, con un aire de abandono sin ser decrépita. La mujer que le abrió la puerta respondía a las mismas señas que la casa. Se veía mucho mayor que lo que hacía suponer la voz en el teléfono. Le llamó la atención el saquito que llevaba sobre los hombros: de lana blanca y negra, con hebras doradas, pese a que no hacía tanto frío. 
Le sentó en una silla de madera, que parecía de una vieja mesa de bar, y se sentó frente a él. Él le preguntó por sus honorarios, convinieron el precio según el resultado, como él deseaba. Siempre las cosas eran como él lo decidía.
Ella preparó las cartas, explicándole (como si él no lo hubiera averiguado previamente a la consulta) que el tarot no era una ciencia exacta, sino que mostraba los caminos que e destino tenía preparados.
Se hubiera sonreído de esto si no hubiera agotado otras instancias. Cortó rápidamente con la mano izquierda mientras miraba por el rabillo del ojo. La vio vieja, muy vieja. Al mirarla de frente perdió esa imagen. No lo pensó, ella estaba repartiendo.
Cuatro montones en cruz. Uno en el centro. Las cartas vueltas del revés. Giró la primera carta.
Nada.
La carta estaba en blanco.
También todas las demás.
Creyó que era una broma, se levantó, tomó sus cosas y se fué sin pagarle, lanzando acusaciones de imposibles demandas. Al cerrar la puerta con estrépito se cayó el cartel de la misma: Moira, conoce tu futuro.
Moira recogió las cartas una a una, envejeciendo con cada una de ellas. La anciana guardó el mazo con manos temblorosas. Él era el Destino, y no lo sabía. También ella.


Entes sueltos por Buenos Aires 2: Destino

martes, 17 de noviembre de 2015

Destino futuro




Pienso en encontrarte, en llegar junto a vos.
Pienso en mirarte a los ojos mientras sonreís
Pienso en abrazarte mientras nos miramos
Mirar tu boca, tus labios, decir tu nombre
Sentir tus manos rodeándome suavemente el cuello, una caricia
Estrechar tu cintura apretando tu cuerpo contra el mio
Decirte todo lo que te extrañé
Lo que me gustás
Todo lo que siento
Sentir tus labios en los míos
Y perderme en un beso tierno, eterno
Como el amor.

lunes, 9 de noviembre de 2015

El juego



21, 13, 8, 5, 3, 2, 1. 

Los Grandes Sabios Creadores estaban jugando a las escondidas.
Uno de sus más respetados semiólogos había llamado a algunas de las cosas que hacían cuando estaban juntos  'actividades lúdicas'; y estaba tratando de enseñarles lo que quería decir con eso; sin que todavía no hubiera ninguna palabra conocida para 'Jugar'.
Pero lo comprendieron de inmediato, los grandes sabios reconocieron rápidamente los juegos de palabras y los desafíos mentales (¡no por nada son Grandes Sabios!), las competencias físicas como una demostración de destreza, los juegos de rol como una actuación y una historia, los juegos de mesa como una suerte de divertido ilusionismo entre dos.O más. O todos. Y es que pronto todo el edificio en donde vivían los grandes sabios se transformó en un gran salón de juegos, en un patio de escuela (fue en ese momento que se creó la palabra Recreo), en una gran cancha de fútbol, aún sin referí, sin reglas y jugando todos para el mismo equipo, con un solo arco.
Es que el juego no es exactamente competencia, no hace falta ganarle a otro para jugar, a veces un juego pueden ser palabras que se conectan como miradas. O miradas que se hacen sonrisas. Los juegos nacen desde la alegría, porque la alegría es el mejor lugar para encontrarse.
Las sabios son como niños, o es probable que los niños sean más sabios, y entienden la verdad de jugar.
Alguno adultos lo pierden. Algunos compiten, algunos necesitan ganar y otros lo hacen por dinero. Olvidan la alegría de jugar, por jugar.
Nunca olviden.
Y sean Sabios.


Espacio vacío


Sonido en el teléfono. Un mensaje. Una respuesta. No, no nos veremos este jueves, tiene cosas que hacer.
Reviso la agenda: No hay planes para el jueves. Dos mensajes más, diferentes destinatarios. Dos preguntas.
Dos respuestas iguales: no. 
Entonces es cuando te das cuenta que no tenes una vida, sino que estás viviendo la de otro.