domingo, 28 de febrero de 2016

No hacemos esas cosas


¡Auxilio! No, por favor, lo está matando, el cuchillo...
El grito resuena estridente en mi celular, alcanza el límite de volumen de los parlantes y se producen pequeños cortes de interferencia, sin contar la voz entrecortada por la incoherencia del relato. Un hombre que pasa por al lado mio me mira.
— Ok, ya voy.
Sigue el grito desesperado, el teléfono subiendo de intensidad en las vocales abiertas. Se escucha fácilmente a más de 30 metros, la mujer del almacén se asoma. El hombre que pasó a mi lado se vuelve un par de veces a mirar, nuevamente.
Mi voz puede que haya sonado cansada, pese a que aún son las 8 de la noche, pero lleva toda la semana así, y ya es domingo. Permítanme explicarles, soy psicólogo, y es una de mis pacientes. Ve asesinatos constantemente, y no vayan a creer por favor que se trata de que ve a los muertos, como en la película Sexto sentido. No. Simplemente lo imagina. Pobre, estoy tramitando derivarla a un psiquiatra para un tratamiento especializado, o una internación permanente, con el permiso de su esposo y familia.
Pero a veces pasan semanas sin esos ataques. Ya quise explicarle anteriormente que requiere otro tipo de tratamiento, otro tipo de  'especialidad' médica, pero dice que tiene miedo y que confía en mi. Consulté con amigos psiquiatras, y me recomendaron probar con calmantes, yo no puedo recetar medicamentos pero convinimos en que en este caso podíamos tramitarlo. Con tranquilizantes logramos un estado de aparente calma, pero de pronto regresan sus ataques.
Su última manía es que existen los vampiros y que su propia familia lo es. Según su idea, su esposo y su hermano son unos mostruos que matan personas desangrándolas y regresan con bolsas de huesos que esconden en el sótano. Pobre mujer. 
Se muestra enérgica en eso, en sus raptos de locura y grita con desesperación cuando tiene las visiones. Si tuviera que creerle, en su lista de 'víctimas' figurarían el verdulero, el repartidor de periódicos, y la almacenera que sigue asomada mirándome todos los cuales gozan de buena salud, por supuesto. Conozco bien a su marido y a su hermano y han acudido con ella a reuniones de terapia familiar. Definitivamente, no esconden los huesos de nadie en el sótano.
Los vampiros no hacemos esas cosas.

Entes sueltos por Buenos Aires 3: Vampiro

viernes, 26 de febrero de 2016

Postergué



2016

Postergué el dedicarme mas a mi a estar bien físicamente y a verme bien; por otros cosas, por otros gastos. No lo postergo más.
Postergué 4 años tomarme vacaciones, las que soñaba en ese momento. No lo postergo más. 
Postergué 3 años compararme una casa propia, siempre había algo en el camino, siempre un problema, siempre una demora o falta de oportunidad. No lo postergo más.
Postergué 25 años mi sueño de hacer un proyecto involucrado con la robótica. No lo postergo más.
Postergué muchas veces, muchas, en mucho tiempo, el decir lo que siento a las personas que más quiero, incluso mi viejo. Por timidez, por miedo al rechazo, por esa cosa tan de mi apellido de ser 'duros'. No lo postergo más.
Postergué 17 años mi sueño de escribir y publicar un libro. No lo postergo más.
Postergué 42 años el creer en mí. No lo postergo más.

(Lo de evitar tirarme a la pileta sin agua, creo que me va a llevar un tiempito más para corregirlo)

lunes, 22 de febrero de 2016

Predicción




Para una versión del I Ching
El porvenir es tan irrevocable
Como el rígido ayer. No hay una cosa
Que no sea una letra silenciosa.
De la eterna escritura idescifrable
Cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
De su casa ya ha vuelto. Nuestra vida
Es la senda futura y recorrida
El rigor ha tejido la madeja
No te arredres. La ergástula es oscura,
La firme trama es de incesante hierro
Pero en algún recodo de tu encierro
Puede haber una luz, una hendidura
El camino es fatal como la flecha
Pero en las grietas esta Dios, que acecha
J. L. Borges

El sabio chino que tira las monedas en su local del Barrio Chino se encuentra practicando un ideograma en la arena con una larga vara, cuando ingreso al local con una consulta en mis ojos. El anciano no hace preguntas, ni habla. Saluda, me conduce al interior y ofrece silenciosamente un asiento. Me da tres monedas, elevo los brazos sosteniendo las monedas entre mis manos a la altura de la frente tal como me indica con gestos, concentrándome en mi pregunta, las agito suavemente  y  las dejo caer de entre mis manos sobre la mesa. El anciano las mira concentrado, veo que ni siquiera anota los resultados. Repito lo mismo hasta completar 6 tiradas, hasta formar los hexagramas con el resultado. Me pregunté por mi futuro, en general, sin nada concreto. Tendría que haber sido mas preciso. Pero no le digo mi pregunta.

Junta las monedas y exclama:—

La subida tiene elevado éxito.
Hay que ver al gran hombre.
¡No temas!
La partida hacia el sur trae ventura.


No logro entender lo de la partida hacia el Sur, no espero irme a vivir a Bahía blanca. Evito este pensamiento tan poco 'trascendental' y consulto el significado: Es la ruta del sol, en el hemisferio norte. La partida o pendiente hacia el sur era la soleada. Me estaba faltando el contexto, claramente.
Traduzco los símbolos en mi mente, con la ayuda del sabio para su interpretación. Dado que consulto por el futuro, es necesario ver el pasado,  lo que corresponde en la interpretación a las primeras tiradas. El presente puedo verlo a partir de estas, y de mi momento actual.

Pasado
Un estancamiento, una meseta. No poder avanzar, por tener la mente en otras cosas que no son los objetivos, por miedo, por falta de voluntad. Por fracasos.

LA RECONSTRUCCION, que viene de Ken: Mantenerse quieto, Montaña (Brión, ¿casualmente?): y Sun, La docilidad, Viento
Una situación o zona de confort, esto llevó al estancamiento, a una meseta. Pero al trabajar
activamente  en la reconstrucción (y dejar de perder el tiempo en pavadas), se corrige lo perdido, se consigue orden, se llega al éxito.

Mutación Yang, —dice solemne: No está al servicio de reyes ni de príncipes —ni de reinas o princesas, debería completar yo—. Se propone metas más elevadas, pero sin descuidar al corazón.
Este es el momento de superar  los problemas. No se trata de dejar que las cosas sigan su curso por negligencia, sino porque se ha llegado a una instancia en la que los valores interiores cobran mayor relevancia.
Trabajando sobre el propio espíritu se obtienen logros personales. Y el mayor es vencer la inercia, de la meseta, ese estar tranquilo con lo que tengo.

Presente / Futuro
LA SUBIDA (SHENG): K'un Lo Receptivo, Tierra; y Sun Lo Suave Viento, Madera.
La madera crece por sobre la tierra. Es el esfuerzo, tal como una planta requiere energía para brotar desde la tierra. Indica un ascenso vertical, el crecimiento directo de la oscuridad y sumisión al poder y la influencia.
Ahora si, sin miedos, progresar. Todo se corresponde con nuestros objetivos, con nuestros sueños, y eso facilita la ascensión. Mediante una actividad diaria y esforzada y sin perder de vista esos objetivos, se logra  ser reconocido y se asciende.

En ese momento el viejo alza lo ojos y rezonga:
    Mirá pibe —dice, mientras enciende con una larga vela un Marlboro que saca de un bolsillo oculto de la túnica—, vas a entrar  a una etapa en la que todo va hacia arriba, ¿entendés?. No es casualidad, por lo que se ve, la situación la tenés bien merecida. Pero te vas a tener que romper el orto y dejar de boludear. Si le aflojás ahora, vas de nuevo al pozo y no te levantas más; concentrá la energía y ponele pilas. Vas a tener excelente suerte y gran éxito en lo que emprendas.
    Y así, capáz, logras que la mina te de bola.

    Ahora no me rompas más las pelotas, dame la guita de la consulta y pirá, que ya tengo los huevos al plato con esto del viejito venerable, esta túnica me hace picar todo con el calor.


(ok, ok, está un poco novelado. ¡Pero la predicción es legítima!)






domingo, 21 de febrero de 2016

Quien





Como una máquina del tiempo, días antes del mediático y comercial 14 de febrero, me enviaron algo que ya había escrito en un blog anterior un 14 de febrero... pero del 2000. Sorprende lo poco que los sentimientos en una persona cambian, si bien cambia a quien van dirigidos.

Este texto salió al aire en radio, en un programa de medianoche por Mitre, si mal no recuerdo, previa llamada para pedirme permiso. Así que acá está, sin cambios, 16 años más tarde... y una semana.


¿Quién alguna vez no sufrió por amor? 
¿Quién no esperó en un dia de San Valentín un llamado tan deseado como un rayo de sol, en una tarde obscura? 
¿Quién no soñó volver a encontrar, o encontrar alguna vez, ese amor verdadero que nos haga sentir que estamos vivos en esta vida y que los sueños no son solo sueños, no las ilusiones un deseo lejano? 
¿Quién no esperó una carta, un mail, una palabra. Quién no sintió en un soplo de viento el susurro añorado de una palabra dulce apenas sugerida? 
¿Quién no piensa en encontrar esa persona que nos haga vivir, por primera vez, o nuevamente? 
¿Quién no atardeció en un llanto frío una noche de invierno por un amor desencontrado? 
¿Quién no desesperó en alcanzar ese amor verdadero, el que cuentan las historias de príncipes, princesas y países lejanos? 
¿Quién, en un amanecer rojo, no sintió teñirse sus mejillas por un beso sentido a la orilla del mar, cuando una gaviota, remontando el vuelo, gritó a todo el mundo que estamos enamorados? 
¿Quién no se abismó pensativo en una tarde de lluvia, en creer o no creer que el amor existe, es, y puede ser alcanzado? 
¿Quién no soñó en compartir, quién no compartió esperanza, quién no esperó dar, quién no dió amor, quién no pudo amar? 
¿Quién no amó a alguien sabiendo que el amor es peligroso, que el amor es hermoso, que el amor duele y que el amor es felicidad? 
¿Quién no creyó, después de haber alcanzado la felicidad, que no existía una nueva oportunidad al perder esa felicidad alcanzada?. ¿Quién no se equivocó entonces, descubriendo luego, y a veces tarde, que siempre existe otra oportunidad para amar, que el amor no es egoísta y que siempre se encuentra otra vez? 
¿Quién? 

Porque quien no encuentre la respuesta a esta pregunta en si mismo, puede que haya perdido entonces, el camino del Amor. 

14 de febrero del 2000.-


viernes, 19 de febrero de 2016

Reflexiones


Subía la escalera del subte y tuve una imagen, una chica que subía con un pantalón leonado. 
La imagen no era nada, pero trajo un recuerdo, de otra chica, una noche, un deseo entre dos.
Si algunas personas que apenas son una marquita en nuestras vidas por el poco tiempo compartido, o por la intensidad de ese tiempo, igual  nos dejan recuerdos que explotan en momentos inesperados, no una ni dos veces, sino varias; si nos pueden dejar tantas impresiones, que se puede decir de personas que llenaron nuestras vidas, que compartieron momentos intensos, las que hicieron aflorar nuestros verdaderos sentimientos. Son personas que no nos dejan recuerdos, sino que cambian nuestra forma de ver la vida, son personas que se nos aparecen en las mas mínimas cosas, en el momento de abrir un paquete de azúcar en en café, en el banco de una plaza, en el cartel en un negocio, en una marca en una pared. Son tantos momentos recordados y revividos, que son personas que nunca se van, nunca se olvidan. Inolvidables, siguen compartiendo el tiempo con nosotros. Te hace pensar.

Almas gemelas


Eran gemelos con diferencia de unos años, eran gemelos de padres distintos. Almas gemelas de la vida, habían pasado casi los mismos miedos, ambos los estaban venciendo; les gustaban casi las mismas cosas, tenían mucho que compartir. Habían sufrido las mismas desilusiones, conocido el verdadero amor, perdido el verdadero amor, o lo que ambos pensaban que lo era. Habían vivido mas o menos la misma vida hasta que la propia vida los arrojó a encontrarse por casualidad, frente a frente. Tenían tanto en común, que el contacto fue inmediato y evidente. Los dos reconocían un tipo de persona afín, y eso los acercaba; los dos arrastraban miedos que los alejaban y les impedían creer, o jugarse.
Hablaron. se contaron a vida en una tarde, en muchas tardes; en algún evento, con algún helado; caminando y  sentados en una plaza. Llenaron el espacio de palabras como una armadura. Porque la verdadera prueba, que ambos sabían, era poder quedarse en silencio mirándose a los ojos.

sábado, 13 de febrero de 2016

Día de San valentin





Una frase loca que acude a mi pensamiento: "Él no puede decirle que no, y ella no quiere decirle que sí." 

martes, 9 de febrero de 2016

Nirvana



El Nirvana es posible, pero no sin sufrimiento -dukkha-, este es inevitable. El sufrimiento es por desear algo. El deseo, insatisfacción, es el sufrimiento. Por tanto la paz interna es posible, si se detiene el deseo. El Nirvana es un fuego apagado, frío, el final de una vela. El Nirvana se define por lo que no es. O por lo que no está.

Ok, no es la filosofía correcta para mí.

lunes, 8 de febrero de 2016

El círculo de las horas



Este cuento es de mi vieja página de internet, hace mucho no lo veía. Me lo acaban de enviar, encontrado entre papeles. Mèrde, esto me hace ver que antes escribía mejor, o muy distinto al menos. Pero la esencia de mí sigue vigente, parece. Y algunas cosas, parece que nunca cambian. Excepto el fondo el reloj que ahora en vez de azul marino es color medianoche.


Caminé en silencio, vagando por las calles iluminadas de teatros y cines, entre enamorados y mendigos. Caminé sin tiempo ni apuro en horas infinitas.

Regresé. Dos vueltas de llave me adentraron en la casa dormida, obscura. Me desvestí en silencio, sin ver, sin oír. Me acosté con el pensamiento de su ausencia futura y presente, y no pude contener las lágrimas. Aunque nunca estuvo conmigo, ahora se iría para siempre. Cerré los ojos buscando el sueño que olvida y evita pensar. El sueño al fin llegó.
Me desperté en la obscuridad, la vista fija en mi reloj pulsera al que no había mirado ni una vez la noche anterior, mientras caminaba las largas horas hundido en mis pensamientos.
El reloj (que era de aguja), ahora corría mostrando en su fondo un calendario que avanzaba los días, los meses, los años, el tiempo. Un calendario que se mostraba a través de su esfera brillante, pulida, medio vacía de agua (aunque no pude recordar haberla visto antes llena), giraba sin pausa mostrando fecha y letras que entendí significaban los días de la semana en un idioma desconocido.
Busqué en la parte posterior del reloj la pérdida de agua, faltaba su tapa así como algunas piezas, segura causa de su caótico y personal funcionamiento.
Se detuvo un momento en un día, en una fecha, en una ausencia, marcando en rojo un sábado de pérdida y tristeza futura.
Resaltó el momento con un brillo de luz que partió de la propia esfera, y siguió adelante, avanzando siempre en el tiempo, sin detenerse, hasta llegar a esa fecha que no puedo olvidar y no quiero recordar, esa fecha que recibí con un sentimiento de fatalidad en mis ojos cerrados. Las agujas (¿eran agujas?, ya no lo recuerdo) comenzaron a retroceder, restando meses, semanas, horas, minutos, vida.

Desperté. La húmeda almohada me recordó mis lágrimas pasadas. Miré mi reloj que sólo marcaba la hora con sus agujas de plata, brillando sobre su fondo azul marino. Lo di vuelta recordando el sueño: la parte posterior tenía su correspondiente tapa, un círculo de metal, infinito.
Recuerdo la última fecha atroz y no sé cómo olvidar su significado.

Sábado 10/08/2002, 11:05 a.m.


domingo, 7 de febrero de 2016

Actuar para vivir



Voy hacia el fuego como la mariposa,
y no hay rima que rime con vivir...
no te pares, no te mates, solo es una forma más de demorarse.
Y en las tardes tranquilas, cuando extraño todo,
pienso que todo no es lo que perdí;
una rosa de fe, aun a costa de perder, se pierde pero se gana.
La lucha es de igual a igual contra uno mismo,
¡y eso es ganar!
Fragmento de El témpano, Baglietto – Garré

El título es de otro tema diferente de Baglietto, que el fragmento pero claro, tienen que ver.
Como tantas veces, uno va hacia al fuego como una polilla, como una mariposa, y se quema. El fuego siempre quema. Las polillas tienen una sola oportunidad, uno es capaz de tropezar muchas veces con la misma piedra. A veces uno abusa y mas que tropezar, caer, las golpea… y en todos los casos la piedra te lástima.
Y en las tardes tranquilas, cuando extraño todo, miro todo lo que perdí, me acuerdo te todo, lo bueno y lo malo, y al hacer el balance veo que aunque las derrotas sean muchas, siempre hay una oportunidad, porque como el tema, la lucha ahora es contra uno mismo. Vencer la inercia, cambiar. Y sabemos cuál es el cambio. Cometí muchos fracasos (la elección de las palabras no es casual), pero aún se puede ganar. A veces al felicidad cambia. Y siempre hace falta mucho trabajo para llegar. El cambio está en uno. Tres acciones a partir de hoy. Hoy fue día de darse cuenta, de actuar una sonrisa para seguir viviendo. Va a haber que actuar mucho para vivir, pero al menos, aunque las alas se hayan quemado, el corazón aún late. Y no es un témpano, hecho añicos, tal vez sí, pero sobreviviendo; si retomamos el camino a los objetivos, venceremos la derrota. Adelante, siempre adelante.



viernes, 5 de febrero de 2016

Miau



Estaba yendo a jugar un partido de fútbol, pasé frente a una casa con rejas, y dos ojos amarillos me siguieron. Al acercarme se escapan, se frenan, y vuelven a mirar. Un par de orijitas paradas y puntiagudas. Al lado, otro par de ojos dorados. Dos gatitas idénticas, gris amarronadas, me miran curiosas y desconfiadas. Sigo caminando, con una sonrisa. Los gatos tienen esa cosa loca de seriedad de dioses egipcios que siempre me hace sonreír. Y ese quedarse mirando fijo la nada, como viendo mundos mas allá de lo que uno ve, que siempre me hacen preocupar un poco. Sigo caminando hasta  un café frente a la plaza, para tomar algo antes del partido mientras transpiro como si ya estuviera jugando porque no tienen luz y no anda el aire acondicionado, y en toda esa línea de cosas, encuentros y pensamientos, me lleva a acordarme de Miau.

Miau, por supuesto, era un gato. Negro y blanco. No supe nunca como se llamaba, estaba en el jardín de la casa de enfrente al edificio en el que yo vivía separado de la calle por una tapia bajita de cemento. Cada vez que llegaba del trabajo, lo veía en el pasto, mirándome fijo, con esa seriedad gatuna que era desvirtuada por un hociquito rosa y unos largos bigotes blancos, y su expresión de sospecha curiosa, mientras se agazapaba entre los arbustos. En algún momento, lo empecé a saludar al pasar, justo antes de cruzar la calle. Me miraba con atención, ya sin esconderse. De a poco, con el correr de los días tomó confianza y me esperaba encaramado a la tapia, me veía venir y me saludaba con un ¡Miau!, al que yo respondía rascándole el cuello. De ahí el nombre, cuando maullaba yo lo saludaba con un  - Hola Miau, y él venía orondo con el hociquito alzado para recibir mimos. La casa estaba descuidada, el jardín mucho más, pero el gato se veía pulcro y bien comido, por lo que suponía que cada tanto, o a determinadas horas, había alguien. Pasaron semanas. Cada tanto, Miau bajaba de un salto la tapia y me acompañaba hasta el cruce de calle, me maullaba un saludo de despedida y volvía veloz y furtivo, con un salto alcanzaba la tapia y se metía en el jardín.
Un día pasé y no estaba. No era la primera vez, sabemos lo independientes que son los gatos. A veces no lo veía pero al pasar lo llamaba -Miau! y lo veía aparecer desde cualquier rincón, una estela gris casi por mezclarse el blanco y el negro al correr. Pero ese día no estaba. El siguiente, tampoco.
Era mitad de la semana.
Al tercer día pasé, como siempre, regresando. Lo llamé, y ni una señal. Por alguna razón, miré de nuevo y lo llamé otra vez: - Miau! Hubo un movimiento en la enredadera pegada  a la pared. Una bolita de pelo blanca y negra. Lo llamé una vez más, casi una pregunta:-  ¿Miau?, y sentí el maullido, suave, quedo, como triste. Vino hasta la tapia muy despacio y se chocó con la base. Lo miré, tenía algo raro en la cara, no abría los ojos. Lo llamé despacio y se frotó contra la pared, maullando. Yo ya lo había alzado un par de veces antes, cuando pasaba; estiré el brazo frente a la pared y me olfateo, se acurrucó frotándose contra mi mano. Me estiré por encima de la tapia y lo alcé, tenía lo ojos cerrados y cubiertos de moco, como conjuntivitis. Toqué el timbre, no contestaba nadie, insistí. Nada. Miau apoyaba tranquilo la cabeza en mi brazo, ronroneando. Lo llevé al veterinario, y luego a casa. Té de manzanilla frío, gasas esterilizadas, las gotas. Al rato se veía mucho mejor, y me veía. Después de un plato de leche, se quedó dormido en el living. Al día siguiente otro poco de limpieza, y se notaba bien. Pedacitos de carne, otro plato de leche. Lo crucé enfrente, toqué el timbre, pero no salió nadie. Lo bajé a la vereda, saltó la tapia de un salto al jardín, dos segundos más tarde estaba arriba de nuevo, de vuelta. Miau! saludó, muy convencido. Al otro dia, al pasar, se dejó poner las gotas, ya no las necesitaba.
Lo seguí viendo mucho tiempo, siempre bien comido, siempre bien cuidado, siempre en su jardín.
Siempre saludándome, al regresar a casa.
Fue el único vecino del que me despedí cuando me mudé. 

martes, 2 de febrero de 2016

Baile


Un, dos; al costado.
Un, dos; al costado
Otros se deslizan gráciles por la pista, en un movimiento firme y continuo.
Él no. Como si tuviera los pies chuecos, se mueve en una dirección, y en un tambaleo la cambia.
Otros hacen pasitos cortos, controlados; y él cuando nadie se lo espera salta apasionadamente y cae casi como una maldición.
Se mira en los otros paseando veloces, rectos, altivos, por la pista de baldosas de colores alternados,  con una seguridad plena. Y él, torpe y desmadejado.
Y así, torpe y todo, como buen caballo de ajedrez, saltó los peones y mató al Rey.

Rocío de hadas


Las hadas no son los simpáticos seres que nos muestra Disney, no tienen realmente maldad, pero sí tienen muy mal humor, y garras y dientes filosos. Lo sé muy bien, lo he comprobado personalmente.
Pero también tienen el elixir llamado Rocío de Hadas: Al bañarse sobre hojas y flores que tienen las gotas del rocío de la mañana, parte de las escamas de su cuerpo quedan en el líquido. Los cuentos lo llaman 'polvo de hadas', no son mas que escamas de piel vieja, como en los humanos. Claro que la de las hadas tienen ciertas propiedades interesantes.
Si esas gotas de rocío en las que se bañaron las hadas se usan sobre la piel,  se curan heridas importantes (aunque por unos dias se ve la piel un poco fluorescente), y frotar una gotas sobre los párpados permite ver el mundo sobrenatural. También si se junta lo suficiente,  es un excelente jarabe para la tos, no bebiéndolo sino sobre la piel de la garganta. No me pregunten por qué, no lo sé, solamente créanme que funciona.
Desde la antigüedad magos y alquimistas intentaron reunir las cantidades suficientes para hacer elixires y pociones... bueno, se imaginan que reunir pequeñas gotas de rocío no es una tarea fácil, y
en la antigüedad los goteros eran, por decirlo de alguna manera, algo precarios. Pero ellos sentaron las bases a los conocimientos actuales.
¿Les parece fácil aún? Bueno, el punto es que aunque las hadas están mucho más extendidas en la tierra que lo que se puede llegar a creer, no eligen bañarse en cualquier parte, tienen sus preferencias. Y por sobre todo, el rocío se seca rápidamente, por lo cual es necesario estar muy atentos a lo movimientos de la corte feérica para lograr unas gotas. En ocasiones al apurarse a obtener las diminutas gotas, se interrumpe el baño de uno de estos seres, con desastrosas consecuencias. Como dije, no son malvadas. Pero de algunas personas que desaparecieron en los campos solamente se les encontraron los huesos prolijamente pelados, días después. Ustedes entienden.
Yo, por tradición familiar, soy un 'cazador de rocío', por lo que recorro los campos en lugares que mi familia conoce hace generaciones, habitualmente dejando pequeñas porciones de miel fresca como cebo. No todas las leyendas son mentira, o a menos no siempre les falta verdad.
Cuenta la leyenda familiar que descendemos de un mago de la corte del Rey Arturo, que tenía tratos con las hadas. Pero el único dato real que tenemos es que un tío bisabuelo, en importante estado de ebriedad, salió una mañana al amanecer  por los campos desnudo y relinchando, y lo encontraron masticando hojas, muy confuso, pero brutalmente sobrio a los pocos minutos. Si, también cura la resaca. Si se repite la ingesta te hace absolutamente intolerante al alcohol. En serio.
A mi me contaron esto de chico, lo que me evitó muchos inconvenientes. Y es que la familia tiene colmenas, y árboles de saúco, lo cual hace a nuestros campos un lugar fantástico para las abluciones matinales de las hadas. Nunca supimos si es parte de un ritual, o es simplemente que son criaturas limpias. Pero lo cierto es que desde siempre la familia recolectó en pequeños frascos toda humedad posible, y los vendemos a místicos a muy buen precio. 
Y usted me pregunta, para llenar la planilla de Ganancias, de donde obtengo estos ingresos, con que medios pude comprar el yate, el departamento en Puerto Madero, el Lamborghini. Bueno, espero ahora le quede claro.